Yo sigo aquí escribiendo de vez en cuando, que es bastante divertido, os lo recomiendo.
Hoy, supongo que porque estamos empezando un nuevo año, me ha dado por pensar en el tiempo, y por tanto en el único invento de las pelis de ciencia ficción que creo que realmente valdría la pena tener. La máquina del tiempo. Con sus peligros, sí, y un poco inquietante, pero con grandes posibilidades. Bueno, quizás también me gustaría el aparato ese para maquillarse y desmaquillarse en una décima de segundo que tenía Mila Jovovich en El Quinto Elemento, que es lo único que recuerdo de la película, lo cual dice mucho de la película. Me pareció algo francamente útil cuando te levantas a las 7 habiendo trasnochado sin darte cuenta, para variar; y pretendes pasar el día sin darle un susto de muerte a quien te mire… Excelente.

Qué haría yo con una máquina del tiempo…

No estaría mucho tiempo en cada sitio, porque interactuar con la gente puede ser muy pesado con jet lag (si intentas ser simpático y educado, claro, porque bufar sale solo), y un lag de máquina del tiempo tiene que ser la leche. E intentaría no cambiar nada; a ver si por tocar la toga de Sócrates en Atenas (es que siempre he querido saber si ese tejido pica, que no llevaban nada debajo, aghh) voy a provocar que mi padre no conozca a mi madre, y me autoelimino de la faz de la tierra.

Tampoco volvería a mi propia vida, porque esa ya me la sé. Sé, además, que volvería a cometer los mismos errores, uno tras otro, a pesar de llevar mis cuarenta años intentando aprender de ellos, que es lo que todo el mundo dice que hay que hacer. Pero a mí eso no me sale muy bien que digamos.

A ver. Primero me iré a la prehistoria a ver un dinosaurio de verdad, aunque me pondré lejos, claro, porque si no mi autoeliminación de la humanidad será básicamente un hecho cierto y bastante idiota. Como supongo que me parecerá un bicho espantoso, y seguro que huele un poco mal, avanzaré un poco en el tiempo a ver si me dejan pintar un ciervo en una cueva. Esos dibujos los hago bien hasta yo… Igual les dibujo un cubo, que eso también lo sé hacer… Esto solo por hacerme la guay en la cueva y mosquear un poco a los paleontólogos por eso de las tres dimensiones. Y también porque veo muy difícil que un cubo rupestre provoque que mi padre no conozca a mi madre.

Luego me iría a Egipto, solo por ver si es verdad que los faraones se pintaban la raya del ojo o es una licencia poética jeroglífica, y era el Hola con photoshop de la época, que es mi sospecha. Las pirámides las dejaría tranquilas, porque yo me puedo perder perfectamente en Decathlon y salir dos días más tarde sin los calcetines para correr, así que una visita al interior de una pirámide, por muy chula que sea, también significa una segura autoeliminación.

Pasaré por el Ágora, aunque lo de la toga que pica… ¿Cómo no lo voy a comprobar? Creo que me arriesgaré a la autoeliminación. Es que además no tendré mucho que hacer, porque en griego solo aprendí a decir “la hoja es verde”, que no es una frase demasiado socrática, ni siquiera aunque la repitas sin parar y con voz pausada y superfilosófica.

Y por Esparta también pasaré, a ver si Leónidas estaba así de bueno, que creo que no, porque es directamente imposible. Ahí será tocar chufa y largarme, porque debían aburrirse bastante con tanta seriedad guerrera.

En Roma quiero comprobar si la corona de laurel de César era realmente de laurel, que creo que tampoco, porque cuando era pequeña intenté hacer alguna corona con hojas de lo que fuera y no había manera, se rompía todo el rato. Como para aguantar todo un desfile sobre una cuadriga, sí, ya lo creo. Ah, y comprobaría lo de “¿tú también, hijo mío?” Porque, a ver, se me ocurren muchas cosas que se pueden decir en un caso así, y ninguna es así de fina, ni siquiera en latín, que hace que casi todo suene fino. “Te lo preparo ipso facto” o “te lo preparo ya mismico”. No hay color.

Hoy me voy a quedar en Roma un rato cotilleando y desmontando mitos, aunque se me hará tarde, mañana me querré morir, y aún no tengo el invento ese de Mila. Pero es que nunca se sabe cuándo tendré mi máquina del tiempo… A ver si me va a pillar sin el itinerario claro y acabo bebiendo ron en una taberna con cuatro piratas borrachos. Ahora que lo pienso… pues igual eso ya lo he hecho… Vaya.