Hoy me he levantado siendo una persona de carne y hueso un poco atontada. Y, de pronto, me he convertido en YO 2.0.

Me han salido apéndices .es y símbolos extraños # que no son mi pelo y he contestado “post eso” a una pregunta de un compañero de trabajo, que me ha mirado bastante raro.

Cuando yo no era 2.0 vivía en la comodidad de quien se refugia ante una libreta o ante el ordenador para poner en un trozo de papel (o de pantalla) desde un relato basado en la chorrada más grande del mundo, hasta el exorcismo del mal rollo más profundo.

Pero de pronto la libreta ya no era una libreta; se convirtió en trescientas páginas, en una novela. No sé si hay libretas de ese tamaño, pero creo que no. Y unas cuantas personas con cierta vocación de equilibristas sin red pensaron que esas páginas merecían salir de paseo, fuera de mi casa. Y con ellas, salí yo.

Así que mi versión 2.0 nace desde las páginas de una novela que veis aquí reseñada y que espero, de verdad, que os guste y que lo paséis al menos tan bien como me lo he pasado yo cuando la escribía.

Aún era analógica entonces.

La verdad es que mi yo digital me cae bien, es una tía majica, a pesar de ser pesadita y muy, muy cabezota. A ella no le cuesta escribir para que la lean vete a saber dónde; no le importa lo que piense la gente y la verdad es que se lo pasa bastante bien.

Así que os dejo con ella, aunque tendréis que perdonarla porque, al menos estos primeros días, ha venido a hablar de su libro.